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domingo, 10 de marzo de 2013

TANAKA EL TENAZ (Parte 1)



Toda guerra que se precie, durante el transcurso de la misma, crea una serie de fascinantes personajes secundarios, cuyos logros y hazañas muchas veces son más apreciadas por el enemigo al que se enfrentan, o más conocidas y valoradas al finalizar el conflicto. En algunos casos, una misma figura reúne ambas condiciones, y a pesar de ser su nombre sobradamente conocido, su vida y hazañas, excepto algunos sucesos puntuales, quedan largamente en el olvido. Una de esas figuras fascinantes, de la 2ª Guerra mundial en el Pacífico, es el Vicealmirante japonés, Raizo Tanaka 


Tanaka nace el 27 de abril de 1892 en la prefectura japonesa de Yamaguchi, situada en la punta inferior de la isla de Honshu, y con una inmensa tradición marinera. No es de extrañar, que el joven Raizo, encaminase sus pasos a la Academia Naval Imperial. Si has leído en alguna ocasión el Bushido, te habrás dado cuenta que tiene muy poco que ver con la brutal ideología imperial y militarista del Japón de la primera mitad del Siglo XX, que presidía prácticamente todos los órdenes de la vida social, laboral y académica del Japón de aquellos años. Y las academias militares eran de lo peor…

La vida en ellas, sobre todo los dos primeros años, eran un auténtico infierno. Podías ser castigado durísimamente por la falta más nimia, y no sólo por los instructores, sino también por alumnos de los dos últimos años, a los que además, era obligatorio servir y asistir en tareas cotidianas. El régimen interior era brutal, con muchas horas de estudio y trabajo, pocas de sueño, y un acoso constante de instructores y superiores. Muchos, recurrieron directamente al suicidio, conducta honrosa en el periodo ante los fallos o las dificultades de adaptación. Eso sí, el que salía, era un mando duro, con gran capacidad de sufrimiento y aprendizaje, pero por desgracia, muchas veces, una gran inflexibilidad a la hora de enfrentarse a directrices superiores. Tanaka, quedaría en el puesto 34 de 118, en la promoción del año 1913…no estaba nada mal.

La academia de la Marina Imperial Japonesa, en Etajima (Hiroshima).

Sus destinos iniciales fueron los mismos que los de otro oficial recién graduado: servicio en tres cruceros, en el crucero de batalla IJN Kongo…pero el cambio lo experimenta, cuando en diciembre de 1916, es destinado a la escuela naval básica de artillería naval y torpedos. Ese mismo año, del 31 de mayo al 1 de junio de 1916 había tenido lugar la, hasta el momento, mayor batalla naval de todos los tiempos. Y había tenido de todo: desde encuentro de fuerzas ligeras, pasando por enfrentamientos de los grandes acorazados de la época, hasta ataques nocturnos con torpederos. Y los japoneses se pusieron a estudiar con lupa todos los enfrentamientos de la misma, con vista a aprender, y a hacerlo mucho mejor que ingleses y alemanes, llegado el caso. No olvidemos que la tradición naval japonesa estaba presidida del pensamiento de una gran y definitiva batalla naval al estilo de la de Tsushisma de 1905, que había que ganar y además de forma aplastante.
El joven Raizo se convertiría rápidamente en uno de los mejores alumnos, por lo que un par de años después (en diciembre de 1919) fue rápidamente seleccionado para el curso avanzado de uso de torpedos. Tras un breve servicio en un buque nodriza de submarinos el IJN Kawasaki, comandaría varios destructores y cruceros ligeros. Su servicio fue tan bueno, que en 1925 volvió a la escuela avanzada de uso de torpedos…pero como instructor, donde estaría cinco años.
Volvería a la mar en 1930, con el mando sucesivo de varios destructores, con el habitual buen hacer ya demostrado. En 1932, volvería a labores de despacho y organización, en el distrito naval de Yokosuka. En 1937, se le daría el mando del crucero ligero IJN Jintsu. Y aquí hay que detenerse un poco en la concepción y tareas del crucero ligero en la armada japonesa, muy diferente de la tradición británica o francesa (por poner ejemplos) del periodo.

Crucero ligero IJN Jintsu.

Mientras en las marinas occidentales, la tarea principal del crucero ligero era la exploración y la protección del tráfico mercante, en la japonesa, lo primordial era el ataque. El cometido primordial era puramente ofensivo, pues se esperaba que en conjunción con destructores con muy buen armamento torpedero, atacase unidades mayores del enemigo. Incluso, actuando como pantalla de una formación principal, más que de escolta, su función era la de primer ataque a una flota adversaria. Esas tácticas le habían salido bien a los nipones en la guerra de 1905 contra los rusos; y tras estudiar las acciones nocturnas de Jutlandia, sabían que podían hacerlo mucho mejor que ambos contendientes. 
Por tanto, el crucero ligero era más un “conductor de flotillas” de destructores, y su armamento y diseño iban parejos a dicha función. La mayoría contaban con espacio para un staff de mando, pues se esperaba que mandase sobre una flotilla de tres o cuatro escuadras de destructores, cada una con unos 3 – 4 unidades según disponibilidad. El armamento principal estaba pensado para enfrentarse a otros destructores, y consistía, según clases, de cinco a siete cañones de 5,5 pulgadas y 50 calibres, en montajes simples y parcialmente descubiertos. No era un mal cañón, el tipo 11 de 5,5; pero era un arma inferior en alcance y cadencia de fuego a las armas de 6 pulgadas (e incluso 7,5 pulgadas) de los cruceros ligeros occidentales.

Comparativa: el HMS Ceres...
y el USS Marblehead, de la clase Omaha.

Los nuevos cruceros construidos después de 1930, seguirían estando escasamente armados artilleramente (a pesar de montar ya cañones de 6”) en comparación con los americanos y británicos, y no variarían mucho su función.

Y más comparativas, cruceros construidos a partir de 1930: IJN Agano...

HMS Ajax...
y el USS Brooklyn.

La comparativa de las unidades japonesas con otros cruceros ligeros diseñados y botados a finales de la primera guerra mundial, como pueden ser las clases británicas C, D y E; o los norteamericanos Omaha, arroja una debilidad artillera de los nipones.
Pero el arma principal del crucero ligero era el torpedo. Curiosamente, el montaje de los tubos, pese a su alto número (8 tubos, cuando normalmente montaban 6 tubos otras marinas), era arcaico, y estaban dispuestos en bancadas de dos a cada banda, lo que sólo daba una salva de cuatro “peces”, en comparación con los destructores que ya podían arrojar hasta ocho por salva.
El Jintsu era de los cruceros ligeros que habían sido modernizados para disparar el nuevo torpedo Tipo 93 de 610 mm, propulsado por combustión de aire comprimido y oxígeno con algo de agua de mar. Todas las marinas querían uno así, pues ese tipo de propulsión permitía ingenios más grandes, con mayor carga explosiva, de mayor alcance y mucho más veloces que los torpedos existentes; con la ventaja añadida que apenas dejaba rastro de burbujas con lo que su detección era mucho más difícil. Pero el oxígeno era complicado y peligroso de manejar, tendía a explosiones inesperadas (algo muy poco recomendable en un torpedo que comparte montaje con otros semejantes) y era más vulnerable al daño enemigo.
Y he aquí que los japoneses a mediados de los años treinta consiguen un torpedo plenamente operativo, y merced al gran dineral gastado en pruebas, plenamente fiable. Se cuenta la leyenda que el agregado naval británico en Tokio, en 1938, se hizo con planos e información detallada de las características del nuevo torpedo, que parecieron tan de ciencia ficción, que se consideró que había sido víctima de un engaño. Años después, se arrepintieron todos…el sobrenombre que recibiría el torpedo, Long Lance (lanza larga) pasaría a ser uno de los nombres clásicos de la historia naval de todos los tiempos.

Disparto en prácticas de un torpedo Type 93.
Y una curiosidad: el IJN Kitakami, que junto con el IJN Oi estaban pensados como cruceros - torpederos...
vista en planta en la que se aprecian...diez montajes cuádruples de torpedos. Irónicamente, ninguno de ellos dispararía ni uno sólo en combate.

Y no sólo tenían el torpedo soñado, es que además, entrenaban sin cesar su uso en ataques nocturnos, y lo que otras marinas como la británica hacían ocasionalmente, y la mayoría poco o nada; la japonesa lo realizaba sin cesar. El 24 de agosto de 1927, por ejemplo, en unas maniobras de ataque nocturno con torpedos, el crucero Nagara embistió y dañó gravemente a uno de sus propios destructores. El Jintsu, por su parte, embistió al destructor Warabi, hundiéndolo con gran pérdida de vidas cerca del cabo Miho. En otras marinas se hubiese planteado, después del desastre, el suspender ese tipo de entrenamientos, pero en la japonesa, no. Simplemente se estableció que era por falta de un buen entrenamiento, por lo que continuaron con gran intensidad.

La proa del IJN Jintsu tras la colisión con el infortunado destructor.

Y no perdieron tiempo en estudiar todo tipo de enfrentamientos similares. En la noche del 5 al 6 de marzo de 1938, en un decidido ataque torpedero nocturno de los destructores de la marina republicana, Sanchez Barcaíztegui, Antequera y Lepanto, resultó hundido el crucero pesado de la marina nacional Baleares. Dicho encuentro fue estudiado por los japoneses con lupa, y como veremos, con notable aprovechamiento.

Famosa foto del hundimiento del crucero Baleares.
Excelente infografía de la batalla del Cabo de Palos. Tomada de www.intereconomia.com

De 1938 a 1939, Tanaka dejaría su querida arma torpedera, y tras un breve servicio en tierra, pasaría a comandar el crucero de batalla Kongo, recién modernizado. Era un premio a su gran trayectoria naval, pero siempre he estado seguro, que en el fondo de su corazón, se debió aburrir de lo lindo. En septiembre de 1941, volvería a su antiguo servicio, con el mismo crucero, el Jintsu, como comandante de la 2ª flotilla de destructores.
Con dicha unidad, participaría en la invasión de Filipinas y en la de las Indias Orientales Holandesas, incluida la famosa batalla del Mar de Java. En dicha batalla su crucero y su flotilla de destructores ejecutaron un perfectamente reglado y ordenado ataque con torpedos sobre la escuadra de tres cruceros pesados, dos ligeros y nueve destructores al mando del contraalmirante Karel Doorman…¡fallando todos y cada uno de los 72 torpedos disparados! Al final al Jintsu se le otorgaría un pequeño papel en el hundimiento del destructor HMS Electra, con fuego de cañón; pero el incidente escocería, y mucho, al antiguo profesor de la escuela de torpedos, durante toda su carrera naval.

Karel Doorman. Moriría en la batalla del Mar de Java.
HMS Electra.

En junio de 1942, asistiría a la famosa debacle de la batalla de Midway como mero espectador, pues su unidad escoltaba los transportes de tropas que deberían haber tomado dicha isla. Tras la pérdida de los cuatro portaaviones japoneses, la invasión se canceló, siendo innecesaria la participación de su unidad en otras tareas.
En julio, su unidad sería agregada a la 8ª flota del contraalmirante Gunichi Mikawa, y tras la invasión de la isla de Guadalcanal por los Marines norteamericanos, asignada al sector de las islas Salomón.
Y allí se forjaría la leyenda de Raizo Tanaka.
De entrada se vio con toda claridad, por ambos bandos, que sería una batalla de desgaste que ganaría quien pudiese aprovisionar mejor a sus tropas de tierra. Los aliados tenían el problema de haber perdido una proporción importante de sus valiosos cruceros pesados en la primera noche de invasión, en la conocida batalla de la Isla de Savo (que te hundan cuatro cruceros pesados porque te pillan dormido, no es para estar muy orgulloso que digamos…). Pero los japoneses tenían el problema que los americanos habían terminado el aeródromo de Guadalcanal (irónicamente con material y maquinaria japonesa abandonada), lo habían bautizado como Campo Henderson, y habían estacionado varias escuadrillas de caza, bombardeo en picado y torpederos en la misma. No eran muchos aviones, pero sus pilotos sabían que luchaban por su pura supervivencia, y combatirían de forma intensa y agresiva durante toda la campaña.
Y antes de continuar, hay que hablar un poco de los destructores japoneses. La mayoría de los mismos, después de las clases Minekaze y Kamikaze, excelentes unidades de entreguerras, estaban muy influenciadas por la clase Fubuki (también llamada la clase especial). El primero de la clase completado en 1928, se convirtió en el mejor destructor del mundo, puesto que ocuparían hasta la segunda guerra mundial los desarrollos de dicha unidad.


Manual de reconocimiento de la US Navy. El videojuego "Great Naval Battles: Guadalcanal" lo traería como extra.
Uno de los clase Fubuki, el IJN Amagiri.

Concebidos como destructores de flota, su armamento principal era enormemente potente: seis cañones de 5 pulgadas y 50 calibres, en tres montajes dobles. El cañón como armamento antisuperficie era sensacional, tanto en precisión como en alcance, aunque ligeramente menor la tasa de tiro si lo comparamos con el norteamericano del periodo. Además, portaba nueve tubos lanzatorpedos, en tres montajes triples, situados a crujía, lo que permitía tirar salvas completas de a nueve; y, al contrario que el resto de las marinas, con posibilidad de recarga (lo que una tripulación comptente podía realizar en 15 a 20 minutos); lo que unido a que todos acabaron dotados con el temible Long Lance, los convertía en unidades temibles.
Como defectos mencionar que el peso de todos estos equipos era muy elevado, lo que los hacía algo inestables y con cierta debilidad estructural. Lo primero lo solucionaron eliminando toda la obra muerta que les fue posible, y lo segundo mediante el reforzamiento de la estructura. Usaron algún que otro truco, como por ejemplo, no blindar los montajes dobles, dejando sólo un plancha de apenas 3 mm de espesor que protegía de la lluvia, los rociones de agua marina y poco más.

Detalle del montaje doble de 5"/50.

Pero compartían un defecto que sería letal, junto con el resto de unidades de la Nihon Kaigun: la pésima protección antiaérea. Es cierto que era un defecto común en todas las armadas a principios de la guerra, pero cómo se durmieron en los laureles los japoneses, con la mejor arma aeronaval del mundo, simplemente es vergonzoso.
De entrada los montajes dobles tenían un giro muy lento (se había ahorrado peso en el mecanismo), a lo que no ayudaba nada que tenían una elevación máxima de 55º (luego mejorada a unos 75º). Cierto es que los japoneses disponían del excelente cañón Type 89 de 5”/40, en montaje doble, pero era un montaje abierto, pesado y difícil de fabricar, por lo que se destinó, en un principio, a unidades mayores como acorazados y portaaviones. Más adelante, durante la guerra se montaría también en destructores, pero ya en 1943 – 1944.

Montaje doble AA type 89 de 5"/40.

Uno de los montajes dobles type 89, en el IJN Yamato.

A principios de los años 30, los japoneses, con vistas a fabricarlos bajo licencia, compraron las primeras unidades del magnífico cañón Vickers pom - pom de dos libras. Los británicos lo mejorarían, y acabarían usándolo en forma de montajes cuádruples y óctuples en casi todas las unidades de su armada, de destructor para arriba. Pero los nipones, de forma sorprendente, lo dejaron de utilizar en 1935…
En su lugar, hicieron una pésima elección: el Type 96 de 25 mm y 60 calibres. Basado en un arma de la casa francesa Hotchkiss lo convirtieron en el arma AA ligera estándar de todas sus unidades. La marina francesa lo acabó rechazando por pésimo, usando en su lugar montajes dobles antiaéreos de 37 mm, pero los japoneses estaban encantados, increíblemente, con él.

Montaje triple AA type 96 de 25 mm.

El montaje doble o triple del cañón de 25 mm era pesado, giraba con lentitud y además, no estaban integrados en un control centralizado de tiro; así que cada pieza cubría su sector y apuntaba y disparaba con control local. En todos los aspectos era inferior al Oerlikon de 20 mm, arma que apenas un año de empezar la guerra, los norteamericanos consideraban como de “último recurso” y poco eficaz para parar el ataque de un bombardero o torpedero enemigo. Y para empeorarlo, cada pieza se alimentaba con un cargador de petaca de 25 mm, cuyo manejo no era sencillo precisamente, con lo que su cadencia teórica de 620 disparos por minuto, quedaba en irrealizable sueño.
El otro arma AA ligera que le quedaba a los japoneses era la ametralladora pesada Type 93 de 13,2 mm type 1, en montajes simples o dobles; también de diseño Hotchkiss, y con los mismos defectos que la de 25 mm. Pero en un calibre que los aliados decidieron montar sólo en unidades pequeñas, dada su completa inutilidad, por su falta de alcance y pegada, a la hora de evitar, por ejemplo, que un torpedero soltase su letal carga.

Type 93 doble AA de 13,2 mm.

Nunca montarían armas AA de calibre mediano, como el 40 mm. El único intento, que quedaría en nada, sería copiar cañones Bofors simples británicos de 40 mm capturados en Singapur; pero increíblemente sería un programa que recibiría baja prioridad y escasos fondos, y que terminaría, como es de esperar, en notorio fracaso. La única solución que quedaría disponible sería aumentar de manera salvaje, en todo barco, el número de las poco eficaces piezas AA de 25 mm y 13,2 mm. Pagarían muy caro tales decisiones.
Y con estos mimbres, Tanaka tendría que luchar en una de las franjas de mar más disputas de la historia, la que sería conocida como el Slot, la ranura formada por la cadena de las islas Salomón, de Truk a Guadalcanal.



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