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lunes, 25 de marzo de 2013

EN EL MUSEO DE UNIDADES ACORAZADAS




(Post dedicado a Delhroh y Elixu de Wargaming.net, a los miembros del Círculo Trubia y asociación histórica Don Rodrigo, así como al teniente Navarro y el resto de subficiales y soldados de la brigada Guadarrama que nos acompañaron. Muchas gracias por haberme dado una de las mejores tardes de mi vida)

Ayer logré cumplir uno de mis sueños, al poder realizar, gracias a World of Tanks – Wargaming.net, una visita guiada al Museo de Unidades Acorazadas situado en la Base de El Goloso, cercana a Madrid., sede actual de la Brigada de infantería acorazada Guadarrama XII.

AML-90
M8 Greyhound

Recientemente en la prensa se han publicado varios artículos sobre la apertura de las instalaciones mejoradas del mismo. Tras ver el tour virtual, existente en la página web del ministerio de defensa: www.ejercito.mde.es/materiales/otros/museo-carros.html (página que además contiene las instrucciones para solicitar la correspondiente visita), me esperaba una digna exposición estática de diverso material blindado usado en España. Me encontré con algo mucho mejor, y muy diferente.

Reencuentro con viejos conocidos de mi infancia...el M-41 Walker Bulldog...

el M-47 Patton...

y un M-48A1. La "balkenkreuz" obedece a que fue uno de los usados en el rodaje de Patton

De entrada, la inmensa labor que el Círculo Trubia y la asociación Don Rodrigo realizan, de forma totalmente voluntaria, en el mismo. Lo segundo, el magnífico enfoque que le están sabiendo dar. Son plenamente conscientes que no pueden tener el volumen de piezas existentes en Saumur o en Bovington. Pero también, que en el museo existen una serie de piezas que dichos museos sólo sueñan con conseguir.
Y de esa forma, no se han conformado con tener una exposición estática. Este mueso tiene que ser dinámico, y estar, en funcionamiento el máximo número de vehículos.

Una de las piezas recuperadas que más se ve: el "Carrier" M3 con insignias de la Brunete

La exposición está dividida, podríamos decirlo, en tres partes. Una parte, a cubierto, contiene los vehículos más raros y valiosos, junto con una pequeña exposición de artillería contracarro. Hablaremos un poco más de la misma. Dentro de ésta primera, está la segunda, una pequeña pero muy interesante sala, que además de contener una excelente selección de maquetas de vehículos blindados, cuenta con una historia del uniforme y complementos de nuestros carristas desde los inicios hasta la actualidad; junto con una interesante muestra de miras, telémetros y proyectiles anticarro y de cañón diversos. Imaginaros si además de poder verla, tienes la fortuna de estar a la vez escuchando tanto lo que te cuentan miembros de estas asociaciones, como carristas actualmente en servicio activo. He aprendido mucho más en esa tarde que en años leyendo libros…

Antaño enemigos, hoy comparten espacio...dos T-26B soviéticos, a la izquierda con insignias y camuflaje del bando republicano, a su derecha, del bando nacional.

Cañón de acompañamiento Arellano de 40 mm
Y una pieza poco conocida...cañón contracarro Placencia de 60 mm. Una vez obsoleto en su función original, pasó a unidades de montaña, pues se desmontaba en ocho partes y era transportable en una reata de mulos.

La tercera parte, consta de una interesante selección de blindados al aire libre, algunos en funcionamiento, y otros en exposición estática. Es normal, en muchas de estas muestras encontrar varios o casi todos con muestras de mal conservación, pintura descolorida, óxido, o cualquier signo que acuse descuido. Pues ni uno sólo presentaba nada parecido, teniendo un aspecto soberbio, que muestra a las claras el mimo, el celo y la preocupación puestos en su conservación.

¡Que bonito es el M-48 de frente!

Si a todo esto le añadís que tuve la inmensa fortuna no sólo que me dejaran subir a todo lo que quería, sino que además se insistía en ello, entenderéis lo muchísimo que me costó irme de allí…¡y la pena que tengo de no haber podido volver hoy!

Tres vistas del M-48...



Del entusiasmo e ilusión de las asociaciones antes referidas (a las que me comprometo, una vez sacuda mi enorme pereza, poner en un listado de links de interés) no tenía duda. Pero observé algo que sí que me emocionó y agradó en importante medida.
Los oficiales, suboficiales y soldados que nos acompañaron en la visita, que actualmente están en servicio activo y tripulan Leopardos y Pizarros, nos mostraban el M-48, el AMX-30, el M-47…y otros vehículos con un intenso orgullo. Estaba claro que esas piezas del museo eran sentidas como propias, y ellos herederos de la tradición y del significado que tenían esos vehículos (u otros iguales) tripulados acaso por padres, hermanos u otros familiares. Dichos sentimientos, no hace falta decirlo, contribuyen a engrandecer aún más a nuestro ejército.

El autor, en la torreta del Leopard 2A4.

Escuchando atentamente las indicaciones de la secuencia de adquisición de blancos por parte del jefe de carro del Leopard. Mi contrastada experiencia como Gamer permitió que lo que tengo en la mano derecha fuese el único instrumento que me resultaba conocido...

De los proyectos en concreto de los que nos hablaron, los hay tremendamente interesantes. El primero, y más sorprendente, la pasión y el trabajo con el que se está recuperando un Panzer IVH y un StuG III de los que llegaron a nuestro país en 1943-44, para ponerlos en estado de marcha. Asimismo, la idea de recuperar, también en dicho estado, uno de los Panzer I y un CV33 italiano. No sé vosotros, pero yo ya me relamo pensando en un desfile del día de las Fuerzas Armadas encabezado por todos ellos. Y sin olvidar el proyecto de volver a poner en marcha un M-47 Patton.

Stug III

El maravilloso aspecto que presenta el Pz IVH, con el camuflaje original con el que vino de Alemania, e insignias del regimiento "Alcazar de Toledo nº 61"

No me quería bajar...

Foto realizada desde la escotilla del jefe de carro al interior de la torreta. Los tres que estábamos no éramos ni altos ni corpulentos, pero se aprecia la estrechez de la misma.

Ser pequeño te permite meterte por todos lados...

Y no pienso dejar pasar la ocasión de contar, brevemente, la historia de EL NIÑO…
Recién llegado al museo, al ver desde lejos, en una fila, a dos AMX-30, pregunté si uno de ellos era uno de los prototipos usados para la versión equipada con blindaje reactivo. La respuesta de uno de los soldados que nos acompañaban fue: “prototipo es, pero es “El niño”. Cuando eres “listillo” oficial, de los que sabe diferenciar un Panther Ausf D, de uno A y del G, y además tienes un blog propio, sabes poner una cara de circunstancias de las de “bueno, si lo sabré yo que hasta tengo en proyecto libro de próxima aparición…”. Que no os engañen, eso es que no tenemos ni idea del tema.
Al volver a casa, me precipité sobre uno de los mejores libros existentes sobre el tema, y escrito recientemente. Se trata del “Carros de combate y vehículos de cadenas del ejército español. Un siglo de historia” Vol. 3. Efectivamente, ahí estaba…hasta con fotografía.


Se trata de un AMX-30 conocido como prototipo 001, realizado en 1979 – 1980, intentando superar el desastre mecánico que a nivel de embrague, transmisión y motor eran los ejemplares franceses originales. Y el vehículo, historia, y bien curiosa tiene a montones.
Técnicamente, se sustituyó la transmisión original por una Allison CD-850-6A, y el motor Hispano Suiza HS110 de 12 cilindros y 680 CV por un Continental AVDS-1790-2 de 750 CV. Es decir, que le montaron la transmisión y le motor que llevarían luego los M60 que años más tarde llegarían al Ejército Español. Dos componentes pensados para carros de unas 55 toneladas, se le pusieron a uno que no llegaba a las 40…los efectos, pese a que fue preciso alargar la barcaza unos 30 centímetros, fueron dramáticos, y el más llamativo fue el lanzar la velocidad máxima de los 60 – 65 km/h por encima de los 80 km/h, con un notable incremento de la fiabilidad.


Según el citado libro, las pruebas se realizarían en la Academia de Infantería de Toledo, con 1300 km recorridos. Quedaría años en el citado centro, dejando como último destino recogido en el texto, el Centro de Mantenimiento de Sistemas Acorazados 1 (CMSA-1) de Villaverde, Madrid. Pues bien, no cayó bajo la acción del soplete, que tantas buenas piezas nos ha privado por culpa de la ceguera de unos pocos.


La leyenda y las anécdotas existentes son múltiples. Desde que la concepción del mismo se inició en una especie de apuesta, en una cena, entre un mando del ejército y un ingeniero de Talbot España, hasta el hecho de que en maniobras y demostraciones, su velocidad y el aparecer de forma continuada remolcando otros AMX-30 averiados, provocaba la perplejidad de los mandos. Incluso el sobrenombre, provocado por el desarrollo entre un pequeño grupo, solamente, del modelo, y que cada vez que se referían a él hablaban de cómo iba el embrazo y cuando se esperaba el parto, para hablar jocosamente después del niño, durante las pruebas. 

Comparativa entre la parte posterior de El Niño...

Con un AMX-30 stándar.


Pero no me corresponde a mí contar esa singular historia. Esa es propiedad de sus protagonistas y del círculo Trubia, y aquí, desde este humilde blog de simple aficionado, les reitero mi petición que si la gran labor de restauración que realizan, les dejase un minuto libre, se animen a contarnos a todos, con detalle, las aventuras y el devenir del desarrollo de dicho prototipo.
Sólo deseo volver a mostrar mi agradecimiento (en especial a D. Alfredo Vázquez, a quien ametrallé a preguntas de todo tipo, respondiéndolas a todas con notable paciencia y sabiduría, logrando que hasta un zoquete como yo entendiese aspectos técnicos de motores, sistemas eléctricos, etc., y a quien debo una cerveza y una tirada con el Garand) a todos los arriba mencionados, deseándoles mucha suerte, fortuna, salud y gran ilusión en la notable tarea que realizan.

¿Los veremos en marcha en un futuro? ojalá...Panzer Ib y...

CV-33 italiano.

lunes, 18 de marzo de 2013

TANAKA EL TENAZ (Parte 3)



El otoño de 1942 había sido realmente adverso para las fuerzas japonesas del Pacífico Sur. A las grandes pérdidas de pilotos, había que añadirle que todas y cada una de las ofensivas del 17º ejército japonés del General Hyakutake habían fracasado, y en el mar, las pérdidas navales, pese a la gran actuación de la marina imperial, habían sido muy elevadas. El gran almirante Yamamoto deseaba que cesase tal sangría de recursos y barcos, y su estado mayor comenzó a imponer una nueva forma de Tokio Express.

Bloody Ridge, al día siguiente. La destrucción de la 35 brigada japonesa, que fue desembarcada, por fin, en septiembre.

Grabados que representan dos de las bajas navales japonesas más importantes. Los cruceros de batalla IJN Hiei...

... y el IJN Kirishima; ambos hundidos en noviembre

De entrada, se ponían fin a las correrías de destructores, y se dejaban de usar cruceros en las mismas. Se pretendía, que mediante el establecimiento de guarniciones a lo largo de toda la ranura, en islas aún peores que Guadalcanal, como Bouganville, Vella Lavella o la temible Kolombangara, se pudiese establecer una cadena logística que mediante pequeñas embarcaciones, burlase el bloqueo de la US Navy. Se complementaría con viajes de aprovisionamiento realizados por submarinos de la flota, evitando así costosos encuentros de superficie. Ninguna de ellas daría buen resultado: la primera por necesitar un cierto tiempo para implementarla, y la segunda, lisa y llanamente porque un submarino, como mucho, podía descargar cerca de unas paupérrimas 30 toneladas de carga, muy lejos del nivel que un destructor podía lograr.
Submarino japonés de la clase J1, el I-1; usado en el Tokio Express.

Así que a finales de noviembre, la situación de las fuerzas terrestres niponas en Guadalcanal era realmente desesperada. Tanaka, buen conocedor del hecho pidió, suplicó y consiguió que se autorizase, de nuevo, el “transporte de las ratas” usando destructores. Como escoltas usaría el IJN Takanami y el IJN Naganami, ambos de la clase Yaganami (una evolución de la clase “especial”), embarcando el propio Tanaka en éste último. Como transportes, usaría los IJN Kuroshio, Oyashio, Kagero, Suzukaze, Kawakaze y Makinami. Todos ellos eran unidades modernas, de clases Kagero y Yugumo, es decir, mejoras de la famosa clase Fubuki. El magnífico reconocimiento aéreo aliado los avistó casi de inmediato...
Enfrente tenían a una excelente fuerza mixta de cruceros y destructores, que subían por el Slot a interceptarlos, al mando del contraalmirante Caleton H. Wright, su nombre: Task Group 67, y sus unidades, los cruceros pesados USS Northampton, New Orleans, Pensacola y Minneapolis, el  crucero ligero USS Honolulu, de la excelente clase Brooklyn. A eso añadirle cuatro destructores, los USS Fletcher, Daryton, Maury y Perkins; y por si le faltase gente, recibiría de refuerzo los USS Lamson y Lardner. Desde luego, que si en una fase del popular videojuego Battlestation Pacific nos dan a elegir a todos, cogeríamos, de entrada esta formación…

Contraalmirante Caleton H. Wright.

Un avión de reconocimiento japonés avistó a la formación cerca de un convoy, y como era habitual en la época, Tanaka, desde Truk, ya en la mar, recibiría la habitual orden estúpida de primar el ataque al mismo sobre su misión original. Y como ya era habitual en él, caso omiso haría a tal estupidez.
Wright había estudiado las batallas precedentes, así que su plan consistía en aprovecharse de la ventaja del radar, y usar sus destructores en un ataque sorpresa con torpedos, y los cruceros para rematar lo que quedase. Así que envió, sin autonomía alguna, a los primeros a posición más avanzada. No pretendo narrar la batalla al detalle, simplemente porque es más de lo mismo de muchas batallas navales nocturnas similares del teatro de operaciones.

Lanzamiento de prácticas de un Torpedo Mk XV. Sus continuos fallos y escasa fiabilidad minó mucho la confianza en su uso, hasta la resolución de los mismos en 1943.

El pésimo sistema de comunicaciones de la US Navy del periodo consiguió, una vez más, que perdiesen toda ventaja y sorpresa inicial. El comandante de los destructores, William M. Cole, en el USS Fletcher, había conseguido un buen contacto de radar con el Takanami, a las 23:14 horas, y solicitó permiso para atacar al torpedo. Durante dos increíbles minutos, Wright no le hizo caso, por lo que al dar la orden por fin, la posición de los destructores era pésima y su salva, se perdió sin resultados. Pero la formación de Tanaka había detectado a los americanos dos minutos antes, a las 23:12 hora local.

Nueva savia en el Pacífico Sur: el USS Fletcher, cabeza de una nueva serie de excelentes destructores.

Al poco de dar la orden, las fuerzas de Wright, al completo, iniciaron el disparo de iluminantes y fuego artillero graneado, como era desesperantemente habitual, sobre el contacto de radar más prominente en sus pantallas…el Takanami. Se las llevó todas, en poco tiempo, dejándolo convertido en una ruina flotante, hundiéndose al día siguiente.
El resto de la formación de Tanaka, cerró filas, apuntó al excelente blanco que la TG 67 le ofrecía, y le soltaron una salva masiva y muy bien dirigida de types 93. De las 23:27 a las 23:40, la batalla se terminó: el Minneapolis se comió dos torpedos, que lo dejaron sin potencia y sin proa hasta la torre A; el New Orleans sufrió dos impactos de manera similar, perdiendo toda la proa hasta la torre B; el Pensacola  encajó uno detrás del mástil, en babor, que le causaron severos incendios; El Honolulu tras ver el resultado de los tres cruceros de la formación logró, con gran frialdad, evitar todo daño con experta maniobra…algo que intentó el Northampton, sin lograrlo, pues fue alcanzado por dos Long Lance en las salas de máquinas de popa, tras colisionar posiblemente con los restos de la proa del Minneapolis, dejándole sin potencia y con severos incendios, tanto, que al día siguiente se hundiría.

La "victoria" de Wright: USS Minneapolis...

... USS New Orleans...
... USS Pensacola...

...y en una lancha PT, supervivientes del USS Northampton. Se ve al fondo el USS New Orleans.

Raizo reunió sus fuerzas, cumplió su misión de abastecimiento, envió al Oyashio  y al Kuroshio por si podían hacer algo por el infortunado Takanami, y tras ver que la presencia de destructores americanos impedía cualquier acción, ordenó a su fuerza volverse de vuelta. Después de la batalla de la Isla de Savo, era la peor derrota de la US Navy en las Salomón. De forma increíble, Wright reclamaría una gran victoria al anunciar el hundimiento de cuatro destructores japoneses y daños a otros dos. Lograría además que Cole se comiese la culpa de sus pérdidas y recibiría la Cruz Naval como recompensa. Pero todo aquel que hubiese pasado por el fondeadero de Tulagi, y hubiese visto las proas…más bien la ausencia de las mismas del New Orleans y del Minneapolis, se hubiese dado cuenta que la cruz se la daban para evitar a la marina otra vergüenza similar a la de Savo. Poco después le destinarían, a Wright, a un puesto en tierra, aunque volvería a la mar en 1944, comandando la 4ª division de cruceros, volviendo a destino de tierra al término de su turno de operaciones.
Tanaka, pese a reclamar haber hundido un acorazado y dos cruceros, había conseguido una victoria tan resonante como inútil. El mismo sabía que no había logrado nada realmente, sólo un poco más de tiempo. Y era plenamente consciente, que sus enemigos estaban aprendiendo rápidamente. De entrada, comenzaban a llegar a la zona nuevos y agresivos comandantes, como el famoso Arleigh Burke o Frederick Moosbruger. Eran ya plenamente conscientes de la pésima táctica, de la necesidad de entrenar más y con nuevas directrices, de no juntar barcos que no hubiesen entrenado juntos, y de solucionar los problemas técnicos, como mejorar pólvoras, iluminantes y la fiabilidad de los torpedos Mark XV que usaban sus destructores.
Frederick Moosbruger. En el golfo de Vella, en agosto de 1943, conseguiría la primera victoria nocturna aplastante de los destructores americanos contra sus homólogos nipones.

Poco a poco, se fueron dando cuenta que usar cruceros para cazar a los destructores japoneses era una temeridad, al igual que usar destructores para cazar barcazas. Irían dando, con gran resultado, autonomía para el combate a las flotillas de destructores. Y aún había más: las derrotas de las fuerzas japonesas a las bases a abastecer eran limitadas, lo que permitía minarlas. Rápidamente, se comenzaron a usar viejos destructores de la clase Clemson, los famosos Flush Deck o Four Pipers de finales de la Gran Guerra, transformados a finales de los años 30 como minadores rápidos, con gran éxito, sobre todo a partir de 1943. Los nipones, aunque sus guarniciones viesen el minado de una zona, no disponían apenas de medios de desminado, lo que impedía el uso de dicha zona durante cierto tiempo. Y el tema de los barriles flotantes tenía una fácil solución: usar cazas de la Cactus Air Force, que ametrallasen los vistosos barriles de varias pasadas, hundiéndolos o dañando su contenido.

USS Sicard, minador rápido a partir de un destructor de la clase Clemson.

Para enfrentarse a las barcazas, se comenzaron a usar lanchas torpederas PT, tanto de Elco como de Higgins. Unidades baratas y funcionales, que poco a poco se irían artillando profusamente y con un potente armamento torpedero. Sus tripulantes y mandos, la inmensa mayoría muy jóvenes, de la reserva naval, y con un espíritu más propio de los filibusteros del siglo XVII que de la White Navy de finales del XIX, no temían incluso, atacar a unidades mucho mayores, si la oportunidad y los desvíos que imponían los campos minados se lo permitían.

PT de la casa Elco de 77 pies, finales de 1942...
y una Elco de 80 pies, a finales de 1944. Se observa el gran incremento de la artilleria.
Y una curiosidad: cañón de 37 mm automático T9 o M4. Se recuperaban de cazas P-39 Airacobra, y se montaban a proa. Los tripulantes de las PT se hicieron con todos los que pudieron, dada su eficacia contra las barcazas japonesas.

Y serían precisamente estas pequeñas unidades las que acabarían con la carrera naval de Raizo. Conseguiría que se siguiesen autorizando nuevos Tokio Express para llevar muy necesarios suministros a Guadalcanal: con éxito el 3 de diciembre, rechazado por lanchas PT otro el 7 de diciembre, se intentaría otro en la noche del 11 de diciembre. Esa noche, en una bien orquesta emboscada, un grupo de PTs atacaría el convoy, logrando las PT-37 y PT-40 torpedear y hundir el destructor IJN Teruzuki, donde enarbolaba su bandera Tanaka, hiriéndolo de gravedad.

IJN Teruzuki. El último barco comandado por Tanaka.

Para entonces, era un personaje incómodo. Desde hacía tiempo venía criticando duramente la conducción de las operaciones navales en la zona, siendo látigo de aquellos estrategas de despacho que las veían y opinaban desde la comodidad y falta de peligro de Truk. Propugnaba incluso el abandono de Guadalcanal y no veía con buenos ojos los intentos de establecer nuevas guarniciones en el área, que pensaba seguirían la misma suerte. Incluso trazaría planes para la evacuación de dicha isla. Así que las heridas sufridas en el hundimiento de diciembre, le vino de perlas a muchos. Fue apartado de su mando y destinado a Singapur, para recuperarse de sus lesiones.
El año siguiente, 1943, seguiría viendo sus buenas batallas navales nocturnas, y sus “transportes de ratas”. En febrero, a principios, Guadalcanal sería evacuada en la operación Ke, mediante el uso de tácticas preconizadas por Raizo que hiciesen creer que se trataba de un intento de refuerzo y no de evacuación, y que los destructores que huían eran los que no habían podido descargar y no barcos que se llevaban tropas de vuelta. A los americanos, les costaría el hundimiento del único crucero pesado que sobrevivió a la batalla de la Isla de Savo, el USS Chicago, hundido, en dos ataques diferentes, por torpederos aéreos.

Guadalcanal no rebajaba las cuentas...el único superviviente de la primera batalla naval de la campaña, la de la Isla de Savo no se libró tampoco de su destino. USS Chicago, hundiéndose cerca de Rennell Island.

y otro más alcanzado por su destino: el submarino japonés I-1...

hundido por los dragaminas neozelandeses HMNZS Kiwi (en la foto) y HMNZS Moa
La proa de la HMNZS Kiwi, tras embestir al I-1.

Más batallas habría en la zona (en una de ellas, el 13 de julio de 1943, sería hundido su querido crucero ligero Jintsu), algunas con victoria japonesa, pero el Tokio Express terminaría, definitivamente el 25 de noviembre, después del duro correctivo que supuso la batalla del Cabo San Jorge, cuando una formación de destructores americanos, al mando del ya mencionado Arleigh Burke hundió a tres de los cuatro destructores japoneses presentes, sin sufrir ni un solo rasguño.

Supervivientes del IJN Jintsu.
Famosa foto de Arleigh Burke. Es fácil de encontrar, pues aparece entregado a su trabajo y aficción favorita.

Tanaka por entonces, había sido enviado al lugar más lejano posible para un mando naval: Birmania. Sin mando alguno sobre barcos de la zona, por lo menos, se ahorró el ver, pero no conocer, cómo su querida arma de destructores de la marina imperial iba siendo diezmada por la brutal persecución de las fuerzas aliadas, especialmente los submarinos y la aviación. Supongo que debió ser bien triste para él.
El 1 de diciembre de 1944, durante las batallas de la Bahía de Ormoc en la isla de Leyte, y mientras defendía al convoy TA-7, el pequeño destructor IJN Take de la clase Matsu, logró torpedear y hundir, con Long Lances, al moderno destructor de la clase Allen M. Summers, el USS Cooper. Sería la última vez que se conseguiría algo similar.

IJN Take.
La última víctima de un Long Lance lanzado por un destructor nipón: el USS Cooper

Para entonces, a Tanaka, en octubre de 1944 se le había otorgado el grado de vicealmirante, mientras mandaba la 13ª base auxiliar de la marina en Rangún. Cumplió su servicio con la misma dedicación y eficacia con la que había desempeñado sus anteriores destinos. Y sobrevivió a la guerra…
Fue repatriado en 1946 al Japón, abandonando ese mismo año la marina. Apenas se sabe mucho de su vida civil posterior. Lo más relevante es que murió a los 77 años, el 9 de julio de 1969. Hay un antiguo proverbio oriental que reza: “los guerreros derrotados no deben hablar de sus batallas”. Raizo fue uno de esos guerreros que habló poco, y no publicó memoria alguna.
Cuando era entrevistado por algún historiador sobre sus operaciones y éxitos, siempre decía que no había sido obra suya, sino de los excelentes hombres que tuvo bajo su mando. Era plenamente consciente que había sobrevivido, al contrario que la inmensa mayoría de sus subordinados. Todavía siguen, muchos de ellos, en sus tumbas acuáticas por todo el Pacífico, teniendo como único monumento y mausoleo los herrumbrosos restos de sus otrora poderosos destructores, y contando como oración por su descanso, con nuestro simple recuerdo.

Impresionante foto composición del IJN Fumitzuki, hundido en la laguna de Truk en 1943, del fotógrafo submarino y director de documentales Mike Gerken. En la página web de la foto, se ofrece un magnifico reportaje del interior de dicho barco. La visita merece la pena.