Si ha habido un carro de combate al que le pudiéramos
poner el mote del “deseado”, uno de los candidatos, sin duda, hubiese sido el
M-26 Pershing. No una, sino dos veces: al final de la segunda guerra mundial,
poco y tarde, pero útil contra los todavía temibles Panther y Tigers germanos.
En número adecuado y en su momento, en Corea, en 1951, contra la gran amenaza
que suponían los T-34/85 norcoreanos.
El primer despliegue de combate, vino de la mano del
destacamento Zebra, en Alemania, en 1945, dentro de la 3rd y 9nd Armored
Divisions. Pese a su escaso número, tuvo combates memorables; uno de ellos,
registrado en la cámara de un reportero del Signal Corps, recoge el
enfrentamiento de varios Shermans, y luego un Pershing (llamados por entonces
T-26E3, y comandado por el sargento Bob Early, de la Co E, 32nd Armored Rgt,
3rd Armored Division), cerca de la plaza de la catedral de Colonia. Imágenes,
que todavía, y pasados casi 70 años, sobrecogen al verlas.
Pese a la indudable
mejora que supusieron los T-26E3, la experiencia operativa demostró que su
cañón M3 de 90 mm, pese a sus buenas prestaciones, todavía no llegaba a ser tan
bueno como el 88 mm L/56 que montaba el Tiger I. Carro que se encontraba en
proceso de sustitución por el Tigre II (o King Tiger según los americanos), con
su mejorado cañón de 88 mm KwK43 de 71 calibres.
Así, a mitad de marzo de 1945, en un hecho único, el US
Army desplegó con el 33 regimiento de la 3ª acorazada un Pershing armado con el
potente cañón T5E1 de 90 mm. Sus prestaciones, todavía sin llegar a alcanzar
las del excelente cañón alemán de 88 mm y 71 calibres, eran un sueño para los
tanquistas americanos. Su proyectil estándar APC mod T43, perforaba a una buena
distancia (1000 yardas a 30º) unos 132 mm de blindaje; cifra que subía hasta
los 244 mm con el HVAP T-44 con núcleo de carísimo tungsteno.
Sin embargo el
cañón pesaba casi una tonelada más que el M3, era considerablemente más largo,
y lo que menos gustaba: precisaba de dos cargas separadas, proyectil y
propelente, para su disparo. Su instalación en la torreta del T26 requirió que
se tuviese que colocar un contrapeso en su parte trasera, así como dos
cilindros hidráulicos de recuperación del retroceso en la parte superior
derecha de la misma; no con esa función, pues no estaban conectados al cañón,
sino como contrapeso del mismo. Además, los emprendedores mecánicos de primera
línea, sabiendo que los alemanes concentraban su fuego en aquellos blindados
que portaban cañones inusualmente largos, reforzaron su blindaje con añadidos.
Así, soldaron cadenas en el lateral de la torreta, y el
frontal y mantelete, quedaron cubiertos por tres planchas de blindaje (una
central y dos laterales, de 80 mm cada una), espaciadas, tomadas “prestadas” de
varios Panther destruidos. El frontal del chasis, en lo que bien podría ser uno
de los primeros ejemplos de blindaje “multicapa” fue reforzado por dos planchas
superpuestas (de 40 mm cada una), en forma de V, provenientes de las paredes de
gruesas calderas industriales (otros textos hablan que eran también de Panthers
inutlizados). El peso, así aumentó en unas 8 toneladas más.
El único problema que dio fue su escasa movilidad. No es
de extrañar: el Pershing montaba el mismo motor que el M4A3E8, el Ford GAF de
gasolina y 8 cilindros, pesando 10 toneladas más. El que fue bautizado como
Super Pershing, tenía, entre contrapesos y blindaje extra, otras 10 toneledas
extras a un T-26E3 normal. Sin embargo, gustó y mucho, tener un cañón muy
parecido al del Tiger II, lo que hizo pensar a más de un optimista, que tenían
algo parecido.
Sólo hay registro de su participación en un combate, el 4
de abril de 1945, cerca del canal del río Weser, cuando a una increíble
distancia de 1500 yardas, de un solo disparo HVAP T44 logró destruir un Tiger
(no se dice modelo), aunque otras fuentes matizan en que fue un Panther. Pese a
la discrepancia, era un hecho con el que ni siquiera soñaban los sufridos
tripulantes de Sherman.
No hubo continuidad en el modelo, principalmente por el
cañón. Paralelamente se estaba desarrollando un cañón de prestaciones casi
idénticas, el T54 de 90 mm, más ligero, más corto, y con proyectil y propelente
en carga única.
Pero lo más divertido fue el final: es de esperar que un
prototipo, con un cañón tan especial, fuese devuelto a los polígonos de prueba
del Estados Unidos…pues no. Fue depositado en un solar, apenas vigilado, que servía
de improvisado almacen a los vehículos desechados de la 3ª acorazada, en
Kassel, justo al lado de la antigua fábrica de Tigres de Henschel, donde
irónicamente compartió lugar con chasis y torretas de sus antiguos enemigos, si
terminar. Y allí permaneció varios años, expuesto a la curiosidad de
cualquiera, hasta que fue desguazado.
fuente: www.the-blueprints.com |
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