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viernes, 11 de enero de 2013

EL SÁTRAPA DE LOKOT



Uno de los aspectos más olvidados y desconocidos de toda la Segunda Guerra mundial, para el aficionado a la historia militar, fue la lucha contra los partisanos. Tras la guerra, surgió una importante leyenda sobre sus heroicos y desesperados actos, llegando a magnificar muchísimo su verdadera contribución, pero a la vez, tendiendo a ignorar su gran sacrificio y valor. E incluso, ocultando otras dolorosas realidades, como la gran efectividad que los alemanes y sus aliados alcanzaron ya en muchas de sus operaciones en 1944 (algunas realmente osadas), y el gran apoyo que muchas veces tuvieron entre la propia población de los territorios conquistados años antes.

Dos carros T-70 ex - soviéticos y un Hotchkiss H39 ex - francés, pertenecientes a una Sicherung Division.

El tipo y número de unidades empleadas en esta guerra fue enormemente dispar. Algunas bien conocidas y eficaces, como las divisiones de las Waffen SS Prinz Eugen y Florian Geyer. Un número importante de las fuerzas usadas eran divisiones y regimientos de infantería regular de la Wehrmacht. Normalmente eran unidades consideradas de tercera fila, con equipo obsoleto o muy básico, y constituidas por hombres que o bien no eran considerados como físicamente preparados para los rigores del frente, o su edad ya estaba bien avanzada la treintena o cuarentena. El ejército alemán crearía lo largo de la segunda guerra mundial las conocidas como Sicherungs Divisionen (en total, unas 15), compuestas por reemplazos considerados de baja calidad para el ejército regular. Muchos de sus miembros, simples ciudadanos, padres de familia con varios hijos, se vieron súbitamente lanzados a la durísima guerra de guerrillas del frente oriental, enfrentados a un enemigo tenaz y cruel, y convirtiéndose ellos mismos en seres malvados y sin escrúpulos. Pocos volvieron a casa, y aquellos que volvieron, aún hoy, apenas han querido hablar de sus terribles experiencias. Incluso participarían las temibles unidades de la policía militar del ejército, Feldgendarmerie, y una sub sección de la misma, que ejecutaría un gran número de soldados y nazis de retaguardia en el último año de la guerra, los Feldjägers.

Recreador moderno con el uniforme de Feldjäger. La banda roja y esa gorgejera serían especialmente temidas en los últimos años de la guerra.
Sicherung Division, foto tomada al parecer en Bélgica. Obsérvese la disparidad de armamento y equipo.

Otro escalón fueron las temibles SS – polizei schützen regimenters, las grandes formaciones olvidadas de Himmler (se crearían unas 38 en total, que pasarían a control directo de las SS en febrero de 1943). Pensadas como fuerzas de ocupación y con funciones antipartisanas, al principio formadas por numerosos policías civiles, con escaso y anticuado equipamiento, al final tendrían que luchar en primera línea durante las grandes ofensivas soviéticas de 1943 – 1944. Algunas, lo harían con efectividad y arrojo, otras se desbandarían a la primera embestida…pero en todas, lo más común fue su destino: su aniquilación casi completa en dichas ofensivas. Varios de ellos, llegarían a ser más brutales inclusos en los temibles Eisantzgruppen de las SS (como por ejemplo un batallón que en un solo año ejecutó a 38.000 civiles rusos, batiendo la marca de dichas unidades nazis)), pero apenas se enjuiciarían a sus integrantes supervivientes, que volverían en la Alemania de posguerra a realizar funciones de policía.

Eisantzgruppen en plena "faena". Y es una foto de las suaves...


Pero había otro tipo de formaciones, muy olvidadas incluso en la historia de los países ocupados, por la inmensa vergüenza que suponían: las unidades auxiliares. Constituidas a partir de los propios habitantes del lugar, nunca faltarían a los alemanes un buen número de voluntarios dispuestos a cooperar en tareas de seguridad y antipartisanas, siendo, por lo general, incluso más brutales que las propias formaciones de las SS, y responsables de un sin número de crímenes de guerra y atrocidades.

Tropas de seguridad alemanas, ejecutando civiles, acompañadas de un "auxiliar" del lugar. Nunca faltaron voluntarios nativos...

Y entre todas ellas, destaca una por encima de todas: la infame Brigada Kaminski.

Bronislaw Vladislavovich Kaminski, nació el 16 de junio de 1899 en Vitebsk. Estudió ingeniería química en San Petersburgo, y llegó a servir en el ejército rojo durante la guerra civil rusa. Sufrió la gran purga de 1937, en la que fue condenado a trabajar varios años, como ingeniero químico, en la destilería de Sharashka, en la región de Bryansk. Una vez liberado, se le “reasignó”, con el mismo trabajo en una destilería, a la región de Lokot, en una zona creada para aquellas personas condenadas, que tras cumplir la pena impuesta, se les prohibía, por sus actos antirrevolucionarios, volver a su domicilio habitual. Y éste es el primer gran punto oscuro de su biografía. Conociendo un poco la gran severidad de las penas que se imponían en ese periodo, sorprende ver la “blandura” de la que se aplicó a Kaminski, lo que ha llevado a muchos historiadores a sostener la teoría de que fue debida a que, seguramente, tras ser detenido, cooperó plenamente con la NKVD. Fuera como fuese, no hay duda que el hecho le causó un profundísimo resentimiento contra su gobierno.
Bronislaw Kaminski.


En octubre de 1941, los alemanes conquistaron dicho área, y casi desde el primer momento, encontraron una colaboración importante por parte de la población local. En noviembre de 1941, acompañado de un profesor de una escuela técnica llamado Konstantin Voskoboinik, propusieron a los ocupantes germanos la creación de una administración local, con milicia propia. Aceptaron encantados, constituyendo el inicio de lo que se llamaría la “autonomía de Lokot”, en muchos textos, y el comienzo, con poco más de dos centenares de hombres, del Russkaya Osvoboditelnaya Narodnaya Armiya, o RONA.

Los comienzos fueron difíciles: apenas dos centenares de hombres, sin apenas material (los alemanes, a estas formaciones, casi nunca les suministraban algo útil) y sin uniformes ni calzado apropiado. Pero estamos a finales de 1941, y esa parte de Rusia, era un inmenso campo de material desperdigado, desde armas ligeras, pasando por arsenales de munición, e incluso material pesado como carros soviéticos abandonados o piezas de artillería.

Beutepanzer T-26. Fueron muy usados en tareas antipartisanas.

El RONA comenzaría sus actividades antipartisanas en la primavera de 1942, y rápidamente alcanzaría unos efectivos de varios millares. Para 1943, contaba con unos 10.000 a 12.000 combatientes, equipados hasta con piezas de artillería y una compañía de carros, con diversos ingenios ex – soviéticos: desde KV-1s, pasando por T-34s (se habla de que llegaron a contar hasta con 20 de ellos, y como comparativa, por ejemplo la Das Reich, en la batalla de Kursk, alineó unos 25 de una factoría de Kharkov), y los más ligeros T-26 y BTs. En el territorio de Lokot, la norma para sobrevivir era bien clara: total sumisión a Kaminski y sus secuaces. Voskoboinik había muerto el 8 de enero de 1942, en un ataque partisano liderado por uno de los guerrilleros más famosos de la guerra en el frente del Este: Alexander Saburov, dejando así el terreno libre al brutal mandato de Kaminski.

Alexander Suburov.


La autonomía de Lokot (conocida en archivos como el área de retaguardia 532) fue regida como una auténtica satrapía, en la peor de las acepciones de la palabra. Todo exceso y brutalidad tuvo cabida en tal territorio, hasta el extremo en el que el famoso Chateu de Silling de la novela del Marqués de Sade “los 120 días de Sodoma” (que muchos conoceréis más por su adaptación a la gran pantalla por Passolini, en su inquietante “Saló”) queda a nivel de una guardería comparado con el gobierno de dicho lugar. Y no sólo a nivel personal, sino también sus desafortunados habitantes, eran esquilmados con gravosos impuestos, o robados directamente ante cualquier capricho o necesidad. Enfrentarse a dicha situación, e incluso una actitud que se considerara “tibia” de afección al régimen imperante, era durísimamente castigada.

Partisanos Soviéticos.


Los soviéticos no cejaron en sus esfuerzos en conseguir que la región fuese ingobernable, dedicando hombres y material a consolidar a un potente movimiento partisano. No lo consiguieron, la brutalidad del RONA era legendaria, y los apoyos a la resistencia no sólo escaseaban, sino que eran eliminadas personas y lugares ante la más mínima sospecha de desafección. Los alemanes estaban encantados, de tener una región segura por donde pasar sus suministros al frente…bueno, no tan segura, pues rápidamente se dieron cuenta de la rapacidad de los hombres de Kaminski, y su gran capacidad de rapiña de todo lo que estuviese cerca de ellos, y que tuviese el más mínimo valor o utilidad.

En el verano de 1943, Bryansk fue liberada, con una activa participación de grupos partisanos, ansiosos como sus colegas del Ejército Rojo, de cobrarse comprensible venganza sobre tan temibles gobernantes. Y ahí el RONA comenzó a demostrar su valía como tropas de primera línea: absolutamente ninguna, retirándose a la desbandada al primer ataque serio de varios regimientos de fusileros.

Libertadores de Bryansk: partisanos...
y soldados del ejército rojo.


A la caída del área 532, siguió la retirada, no sólo de 15.000 combatientes (que menguarían por un alto número de deserciones), sino también de 10.000 civiles, 1.500 cabezas de ganado, y todo el tren de artillería y blindados que les quedaban. Una auténtica tribu germánica en plena migración, un espectáculo del siglo IV D.C. en 1943…pero un espectáculo para ver de bien lejos, pues rápidamente, en su retirada hasta el área de Lepel, cerca de Vitebsk (en la actual Bielorrusia), se harían famosos por ser una auténtica nube de langostas, arrasando, y cometiendo todo tipo de crímenes por los territorios por los que pasaban.

En la primavera de 1944, se emplearía al RONA en varias operaciones de gran calado contra los partisanos del frente central. Las operaciones Regenschauer, Frülingfest y Kormoran, serían largamente exitosas y causarían graves daños a la infraestructura de la resistencia en dichos lugares. El que los partisanos soviéticos, antes de la operación Bagration en junio de 1944 fuesen capaces de causar graves daños y preocupaciones en la retaguardia de las fuerzas alemanes, después de tan severo castigo, dice mucho de su valor, tenacidad y capacidad de recuperación.

Foto de miembros de la Sicherung division 4 en la operación Kormoran.


El RONA en dichas operaciones se lució de lo lindo…todos los mandos que los tuvieron bajo sus órdenes se quejaron agriamente, sin excepción. Eran brutales, voraces en el saqueo incluso en la propia retaguardia alemana, salvajes en su trato con los civiles y prisioneros (más aún que las SS, que ya es decir), e inútiles en combate. Eran famosos por huir al primer enfrentamiento serio, ser indisciplinados y estar borrachos casi de continuo, y carecer de la más elemental competencia táctica. Ahora, como saqueadores, eran de primer orden.

Partisanos soviéticos en el frente central. Pese a las operaciones de comienzos de 1944, su esfuerzo para paoyar las ofensivas de verano de ese año fue enorme.


El año 1944 vería su traslado a Alemania. Seguirían causando miles de conflictos en retaguardia, y no sólo por sus borracheras y saqueos. Se haría también, tristemente famosos por sus asesinatos, saqueos, insubordinaciones, e incluso aficionarse a secuestrar personal femenino alemán, sobre todo enfermeras, para violarlas en grupo y asesinarlas. En junio de 1944, se convirtió el RONA en la SS – Sturmbrigade RONA, y a Kaminski, se le nombró General Major der SS. La idea era que el RONA se convirtiese en el germen de la 29 Waffen Grenadier Division der SS (Russische Nr 1).

Esos planes se interrumpieron con la sublevación de Varsovia de principios de agosto de 1944. Otra batalla olvidada, y de las más salvajes de toda la guerra. Una batalla, que sigue sirviendo para abrir una insalvable brecha entre rusos y polacos, y es lógicos, pues muchas generaciones tendrán que pasar para poder perdonar la tremenda traición e indignidad de Stalin, de no liberar a la ciudad mártir, estando sus fuerzas más potentes a las puertas de la misma, y sólo por conseguir ventajas políticas en la posguerra. 

Miembros de la Armia Krajowa.
otro miembro de la Armia Krajowa. El subfusil es el Blyskawica de 9x19 mm, diseñado y fabricado por la propia resistencia polaca.


El RONA fue asignado a limpiar el sector de Ochota, cerca del centro de Varsovia. El asalto se planeó el 5 de agosto…pero no se llevó a cabo, pues los miembros de dicha unidad, o estaban borrachos o estaban saqueando las viviendas del lugar. Lo peor vino a continuación…en vez de enfrentarse a los partisanos polacos, se dedicaron a saquear y quemar todo el distrito, a matar a sus habitantes, y a violar a toda mujer que tuviese el infortunio de encontrarse allí. No se salvó siquiera uno de los centros punteros del tratamiento del cáncer en la Europa de los años treinta, el Institut Radowy, fundado por la mismísima Marie Curie. Tras ser saqueado, y violado el personal femenino, todos los que estaban allí (80 pacientes y 90 miembros del personal) fueron ejecutados. A los supervivientes se les llevó a un mercado de abastos, que sería conocido como el campo Zieleniak, donde seguiría la misma estela de crímenes hasta finales de agosto de 1944.
Institut Radowa en la actualidad.
Placa conmemorativa de la masacre en el lugar.

Como era de esperar, el valor en combate de los secuaces de Kaminski siguió siendo ínfimo. Sus combates eran siempre los mismos: nunca se respetaba la hora de inicio con las unidades vecinas, ocupaban las posiciones de avanzada polacas, y se paraban a matar y saquear, especialmente las bodegas que se encontraban a su paso. Si continuaban, caían sin parar en emboscadas tendidas por los expertos partisanos polacos, así que tendían a no moverse de los primeros edificios. Las quejas de las unidades vecinas, y de las de retaguardia no paraban de aumentar. Al final, el RONA sufriría 500 bajas en toda la revuelta de la capital polaca.
Miembros del RONA en Varsovia.

Hasta un mando tan brutal como el Obergruppenführer Erich Von Dem Bach-Zelewski se quejaría al mismísimo Himmler de la falta de valía del RONA y del salvajismo que empleaban tanto con amigos como con enemigos. Así que se decidió retirarlos a un sector más tranquilo y apartado: el bosque de Kampinos, al oeste de la ciudad. 
Obergruppenführer Erich Von Dem Bach-Zelewski, en la posguerra, y tras reconocer públicamente sus atrocidades, recibió una condenasorprendentemente leve.

Allí a finales de agosto de 1944, los partisanos polacos se cobraron su venganza. Liderados por el teniente coronel Dolina, cuyo nombre real era Adolf Pilch, uno de los grandes héroes de la Armia Krajowa, atacaron la unidad de artillería del RONA a primera hora de la mañana. No pudieron elegirla mejor, pues sus contrincantes estaban todavía bien afectados por el alcohol de la noche anterior, y dormitando en el pueblo de Truskaw. Mataron a más de un centenar, y el resto huyó dejando abandonado todo el equipo pesado, y numerosas armas con sus municiones. Fue la gota que colmó el vaso.

Más del 90% de la ciudad quedó destruida al terminar la batalla...

Kaminski fue llamado a una conferencia de mandos en Lodz, a principios de septiembre de 1944. Pero lo que le esperaba era un consejo volante de guerra de las SS. No me atrevo a tratarlo como un juicio de opereta, pues si bien los acusadores precisamente no podían ejercer de tales, bien es cierto que todos los cargos de los que fue acusado eran bien ciertos, y en especial de aquellos en los cuales se le echaba a la cara su brutalidad con civiles y prisioneros…por parte de las SS…realmente increíble.

La sentencia fue rápidamente cumplida, y Kaminski fue fusilado, en fecha indeterminada, poco tiempo después (otras fuentes aseguran que fue ahorcado). Y para evitar sublevación de su gente, la GESTAPO, orquestó una falsa puesta en escena de su suerte, como si su coche, camino de la conferencia hubiese sido objeto de una emboscada de los guerrilleros polacos. Fue el final de su infame brigada…

Los supervivientes, es decir, los que no desertaron, acabarían engrosando las filas del ejército ruso de liberación de Vlasov (el POA), mientras que los civiles que los seguían acabarían realizando trabajos forzados para los alemanes en Pomerania. La 29 Waffen Grenadier Division der SS, al final fue formada, pero con fascistas italianos, siendo la Italienische Nr. 1.  Después de la guerra, tanto soviéticos como polacos, perseguirían activamente a los miembros del RONA para enjuiciarlos por sus brutales crímenes. Pocos eludirían la pena de muerte, ni siquiera el último, juzgado en fecha tan tardía como 1978.

Ejército de Vlasov al combate en uno de sus T-34

Desde luego, si en este mundo hay una vara que mida tu maldad y crueldad, seguro que no logra superar a que te ejecuten las propias SS a las que perteneces, por crueldad con los civiles y prisioneros del enemigo…

Emblema del RONA.
 



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