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martes, 11 de diciembre de 2012

AL SERVICIO DE SU MAJESTAD 2



COVENANTER.
Todos tenemos un buen amigo al que le encantan los temas militares, y que siempre se sienta a hablar contigo de los mismos, con unas buenas cervezas delante. Sus conocimientos son básicos, y de vez en cuando te mete alguna patada del estilo de los “Panthers de Rommel en El Alamein”. Pero siempre se le perdona, es buen colega, y además aprende muy deprisa.

Si a ese amigo le pedís que nombre el carro de combate británico más conocido, te dirá, que es el protagonista del anterior post, el Matilda. Pero si hubiese vivido en la Gran Bretaña de principios de los 40, te hubiese respondido, sin duda, que era el protagonista de éste: el A13 Mark III Cruiser Mk V Covenanter.

En 1935, el General Archibald Wavell retornó de un viaje a la URSS. Volvía preocupado y descompuesto después de haber presenciado la gran exhibición que los soviéticos habían preparado para él: sus más modernos carros de combate. Y en especial con una serie, la BT, dotada de la genial suspensión del americano Christie, y su fabulosa velocidad y maniobrabilidad. Era perfecta para la idea (avanzadísima según pensaban) del “carro de crucero”, complemento de caballería para el de infantería ya en desarrollo. Curiosamente, el propio inventor les había ofrecido su primer diseño, el M1928 unos años antes, siendo rechazado bajo la ambigua etiqueta de “inadecuado”.

General Sir Archibald Wavell.
BT-2


Walter Christie era un genio de los de dar de comer aparte. Gran ingeniero e inventor, era un experto en ganarse enemigos, por su forma de ser y arrogancia, entre los estamentos burocráticos. Diseñaría el primer carro anfibio, el GC-2 para el USMC; y rompería moldes con su gran suspensión, y el primer modelo funcional, el M1928 (que pomposamente llamaba el M1940, porque decía que estaba 12 años por delante de otros diseños). Serían los soviéticos los que adaptarían su suspensión primero, y los que la mejorarían de su principal defecto: pasadas 30 toneladas, estaba al límite de capacidad. Christie moriría en 1944, desesperado de haber visto todos sus diseños rechazados por el gobierno norteamericano.  

Walter Christie.
M1928.
 
Los británicos emitieron una solicitud de ese nuevo carro de crucero, encontrando respuesta por parte de uno de los mayores industriales de Gran Bretaña: William Richard Morris, primer Vizconde de Nuffield, conocido popularmente como Lord Nuffield. Había empezado como aprendiz en un taller de bicicletas, para posteriormente pasar a tener el suyo propio en su casa, negocio que convirtió en gran éxito. Su meteórica carrera se cimentó en comprar negocios industriales en la bancarrota, para insuflarles nueva vida y beneficios bajo su dirección. A principios de los años 30, poseía un enorme imperio industrial, que abarcaba a gran número de ramas, y además sería uno de los grandes filántropos británicos del siglo XX.

Lord Nuffield.
 
Su empresa, Mechanization & Aero de Birmingham, comenzó a producir el Cruiser tank Mk II y III A13, entrando en servicio en 1939. Sería uno de los carros británicos más numeroso hasta 1941. Sin embargo, se podía mejorar, y además eliminar el uso de ciertos componentes estratégicos, como el aluminio, muy solicitado por la industria aeronáutica. Nació así el A16, tras un requerimiento del War Office, de 1938. Considerado como el primer “crucero pesado”, tenía un motor Nuffield V12 mejorado, y una transmisión avanzada que estaba diseñando el genial ingeniero Walter Wilson. Problema: lo consideraron como muy caro…

Así que el War Office, en 1939, emitió un requerimiento para el mismo carro pero más barato. Cañón de 2 libras, blindaje soldado, transmisión epicíclica, motor de gran rendimiento, y blindaje “estándar” de 30 mm; es decir, que si angulabas 5 mm y daba una protección teórica de 30 mm verticales, valía igual. Se decidió posteriormente usar un motor de gasolina de bajo perfil Meadows de 12 cilindros y 300 CV y la prometedora transmisión Wilson. Parecía que iban a tener un carro impresionante, y en esos momentos, la burocracia comenzó a liarla de mala manera…

De entrada, con todas las especificaciones lanzadas, se decide que el blindaje pase de 30 mm a 40 mm, y sin pensar en el peso extra añadido. Además, y dada la proximidad de la guerra, se propone que firmas que no se han dedicado al material militar en la vida comiencen a hacerlo para coger tablas. Y se propone a la London, Midland and Scottish Railway Company (LMSR), que fabricaba material ferroviario diverso y gestionaba algunas líneas bastante ruinosas. Era mucho bocado, así que la dejaron que fabricase el casco, mientras que Meadows fabricaba su motor, y la empresa de Lord Nuffield, la torreta. El 17 de abril de 1939, se le encargaron directamente 100 unidades. Por cierto, todavía no se había terminado ninguno de los dos prototipos, pero se esperaba que fuesen bien, y que se arreglasen los posibles defectos rápidamente.

El resultado final: A13 Covenanter.
 
Y todo, empezó a torcerse. Lo primero, la LMSR no tenía capacidad de fabricar tantos carros, así que se metió en el ajo, a la English Electric Company y a Leyland Motors, y se encargaron 250 Covenanters más. Se ofreció también su parte del pastel a Lord Nuffield, pero éste dolido de no haber sido aceptado su excelente (defendía) A16, los mandó a freír espárragos, y dijo que dedicaría sus esfuerzos a un proyecto mejor el A15 (que daría como resultado el popular Crusader).

Y ahora poneros un café, que os va a hacer falta con lo que viene a continuación. ¿listos?

De entrada, el motor. Es de perfil bajo, pero eso no quiere decir, que no fuese bien ancho. Así que los radiadores, simplemente, no cabían en el compartimiento. Solución: situarlos en el frontal del Covenanter, al lado del puesto de conductor, y cubiertos por unas chapas apenas blindadas. Genial, un elemento importante del motor, sin apenas blindar, en un lugar donde siempre se reciben los proyectiles…además los conductos que iban de ellos al motor, sin apenas blindaje (¡como no!) recalentaban la cámara de la tripulación varios grados, algo de agradecer en el invierno escocés, pero digamos que incómodo en Egipto. De todos modos, siempre, siempre dio importantes problemas de refrigeración, pese a lo mucho que se caldeaba a sus tripulantes.

Frontal del Covenanter. La disposición de los radiadores daría problemas sin fin.

Como se retrasaba la transmisión, se montó inicialmente una de Meadows, menos eficaz, pero que sólo requería de un pequeño ventilador para su refrigeración, pero he aquí que Wilson la tuvo a punto a tiempo, y además funcionando bien. El problema era que requería de dos grandes ventiladores, para los cuales, nadie había previsto espacio, así que se decidió que con el ventilador de la anterior iba que ardía…y nunca mejor dicho.

No os vayáis, que aún hay más. Como la LMSR no tenía experiencia en soldar blindajes, decidió usar uno “compuesto”, es decir, de buena calidad por fuera, y de peor por dentro, que sería el que recibiría la soldadura, no afectando así a la capa “buena”. Pasados los meses, decidió que si se hacía eso, podía haber una escasez de soldadores especializados en ese tipo de soldaduras, y que era mejor, sin cambiar esas placas, proceder a montarlas con remaches. Lo de los obreros tenía una explicación: esos soldadores estaban muy solicitados en las industrias de aviación, donde recibían mejores pagas y condiciones que las que daba la LSMR. Para los que no sepáis mucho de blindados, un remache es mucho más barato, fácil y rápido de colocar, pero tiene el grave riesgo, de tras un impacto que no ha perforado, de romperse en el interior de la torreta, comportándose como un proyectil más que daña equipo y mata tripulantes. Imaginaros si esto pasa con unos cinco o diez…ufff.



Por fin, el 21 de mayo de 1940, se pudo probar el primer prototipo en el MME (Mechanization Experimental Establishment) de Farnborough, y allí dijeron, que bueno, que no estaba nada mal. En el manual metieron algunas perlas, como por ejemplo, estaba preparado para actuar en climas tropicales (lo mantendrían así, para siempre), y la mejor, que el blindaje era sólido, pues tras 1.000 millas de pruebas en el campo, no se había caído ninguna placa. Pensad si en vuestro nuevo y flamante Audi A4, mientras buscas cómo se programa el climatizador, encuentras una nota en la que la casa, orgullosa, te anuncia que no se desmontan las puertas ni las ruedas cuando pasas de 140 km/h…

Id ahora a por una cerveza a la nevera, que también hará falta. Se lo entregaron así, tal cual, a las unidades. Y de todas ellas, surgió un rugido…de desesperación. Unánime, el nuevo super-carro de crucero era una basura. Bueno, la única que no protestó de inicio, fue el 4th/7th Dragoons Guards (lo recibieron en Abril de 1941). Venían de usar el espantoso Vickers Mk VI Light Tank (poco más que una tanqueta de Carden Lloyd con una dosis de esteroides), y el modelo les pareció “un lujo”, antes de sacarlo al campo de entrenamiento. Se fabricaría el Covenanter en cuatro versiones (de la I a la IV), “tropicalizadas” todas, y con su correspondiente sub-versión Close Support con el tres pulgadas. En total, sobre unas 1.770 unidades.

versión Close Support.

En pocos meses, fue declarado como “inútil para el combate”. Un momento, un momento…estamos en 1941, a los ingleses no les va nada bien que digamos, los rusos entran en guerra en Junio de ese año, y no están para ayudar mucho, los Yankees siguen durmiendo el sueño de los justos…y el carro de combate más moderno que produces, para además, cubrir las pérdidas de una severa derrota y lograr poner en pie formaciones nuevas…no te vale para el campo de batalla. Después de la guerra, la historia oficial, diría que se fabricó “para entrenamientos”. Estos anglosajones, a la hora de escribir su historia tienen una cara que se la pisan. Como el embarazoso asunto de ciertas medallas conmemorativas de un tal Edward Vernon…

A-13 de la 1st Armored Division abandonando en Francia, en 1940.

Curiosamente serviría en un amplio rango de unidades: la Guards Armored División (que lograrían solucionar muchos de sus problemas, y que referirían, ya al final de 1942 que su velocidad y silueta lo hacían bien divertido, pero que ya estaba claramente desfasado), las 9ª, 11ª y 49ª divisiones acorazadas (la primera y la última no verían combate, y serían usadas sólo para instrucción, siendo desbandadas en 1944 y 1943 respectivamente), y en la 1ª brigada (luego división) acorazada polaca. Y aquí ganaría su fama entre la población. La posibilidad de una invasión alemana, aún a principios de 1942, se mantenía bien presente (a fin de cuentas en el Norte de África y en la URSS las cosas iban de mal en peor), así que los ejercicios de fuerzas acorazadas eran intensos, y había orden de “mostrar el pabellón”, es decir, de realizarlos en numerosos pueblos y ciudades, con el fin tanto de aprender a luchar en ellos, como de enseñar a la población que los alemanes no eran los únicos que tenían “panzers”.


Y en ese papel, el Covenanter se salía. Pese a sus fallos, es uno de los carros más bonitos jamás fabricados. Elegante, de líneas afiladas, perfil bajo, gran rapidez y agilidad, daba una impresión de poderío, para los profanos, bien intensa. Además, era y sigue siendo un carro bien fotogénico. No es de extrañar, que acabase siendo el carro de combate más conocido, en aquellos años en el Reino Unido.



Pero no se podía olvidar el desastre que era, y en un intento de mejorarlo, se enviaron varios ejemplares (las fuentes discrepan, se habla desde 3 a 10 Covenanters) a Egipto, a fin de que, sí los fabricantes no lograban resolver el inmenso problema del recalentamiento del motor, los escalones avanzados en el desierto lo hicieran. Genial, idea…pasarle la patata (caliente) a unos talleres bien sobrecargados de trabajo, que tenían que reparar sin fin carros averiados o dañados, y que además se ocupaban de poner a punto los que eran descargados en los muelles. Como es lógico, los probaron, vieron que eran un desastre y discretamente los aparcaron…en un lugar en el que no molestasen mucho. No recibieron marcas de ninguna unidad, aunque hay fotos de algunos Covenater con marcas de unidad y camuflaje desértico, éstas son de la Guards Armored Division, que no salió de Gran Bretaña hasta ir a combatir a Normandía en junio de 1944, fotos que han llevado a la confusión, y que posiblemente fuese un deliberado intento de desinformación.

Al final, la versión estándar armada con cañón no participó en combates activos. Sólo se perdió uno por acción del enemigo, y fue algo más bien chusco. Al principio la 1ª brigada polaca, dada la experiencia previa de algunos de sus miembros, se asignó a trenes blindados anti – invasión, que llevaban un pequeño complemento de Covenanters en vagones plataformas. Durante un raid aéreo alemán, en la noche del 31 de mayo de 1942, sobre Canterbury, una bomba errada cayó en la estación, alcanzando de lleno uno de los Covenanters del tren blindado “H”.

Tropas polacas en tren blindado anti-invasión.

Para finales de 1943, se declaró obsoleto, y se dio orden de proceder a su desguace. Ni casi dos años había servido…sí que permanecieron varias versiones, entre ellas, en pequeño número, la lanzapuentes. Y si la versión “normal” con torreta y cañón daba problemas mecánicos, la que tenía un peso tan importante en ese lugar como un puente plegable los tenía aún mayores. Se dotó con ellos a dos unidades, a la 1ª división acorazada polaca, y a la 1ª brigada acorazada independiente checa. De la primera, a fecha de escribir el artículo, no he encontrado ninguna valoración de su actuación. De la segunda, unas breves líneas acerca de su intensivo uso en el asedio al puerto de Dunkerque en 1944. Concluían diciendo que los mecánicos, si hubiesen podido y hubiesen contado con reemplazo de un material de ingenieros tan escaso y vital, los hubiesen quemado con sus propias manos. Poco más se puede añadir.

Versión lanzapuentes.

Actualemente, el Covenanter mejor conservado se encuentra en el Tank Museum de Bovington, en Dorset. Se trata de Achilles, con insignias de la 9ª división acorazada, la famosa del Panda, que sólo se usaría para entrenar tripulaciones, y sería disuelta en 1944. Aún con el paso del tiempo, sigue siendo un carro realmente bonito.


No me resisto a una última anécdota, más bien humorada. En la historia oficial de la Guards Armored division, se dice, con total tranquilidad, que los fallos del Covenanter y su resolución, garantizaron un alto nivel de los escalones técnicos y tripulantes de carros de la unidad. Hombre…eso mismo se podía haber logrado con algo como el Tiger I…estos sajones, que cachondos…


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