Cuando empiezas a leer sobre historia militar en su
versión de guerra acorazada, es inevitable sentirse fascinado por la tecnología
de los Panzer alemanes de la Segunda
Guerra Mundial, su desarrollo y sus hazañas. Pero la cara amarga de la moneda,
viene, cuando pasado el tiempo, descubres que la inmensa mayoría de las
editoriales y textos no paran de darle la vuelta siempre a lo mismo,
repitiéndose y copiándose sin atisbo alguno de vergüenza, como si no hubiese
nada interesante en el desarrollo de otros modelos de otros contendientes.
Con esto inauguro una serie, de pequeños post, más ágiles,
en los que intentaré desvelaros hechos poco conocidos y numerosas curiosidades
de la fascinante historia de los carros de combate británicos de la segunda
guerra mundial. Pero no gastemos más el teclado, y comencemos.
MATILDA.
Más bien deberíamos hablar en plural, pues serían dos
modelos, el A11 y el A12 los que recibirían ese nombre. El origen del mismo, es
desconocido, y se han postulado numerosas teorías acerca del mismo, desde que
era una amante del general Hugh Elles (otra versión dice que se le ocurrió al
ver el aspecto del prototipo), creador del dañino concepto de infantry tank, hasta que simplemente fue un código
elegido por un oscuro empleado de la Vickers
para el proyecto.
Gen. Hugh Elles. |
El A11 fue concebido como un carro de infantería barato.
La gran depresión de 1929 había hecho estragos con los presupuestos de defensa
(bueno, con todos los presupuestos), y en 1935 se quería un carro de combate
moderno (me aguanto la risa), pero con dos premisas: barato y ya mismo. Y para
eso se fueron a lo que eran la mezcla de
KIA y Hyundai de la época: Carden Lloyd y Vickers
Ltd. Los primeros eran famosos por su
serie de minitanquetas de dos
tripulantes: baratas, ágiles, sencillas y con el blindaje y armamento
suficiente para lo que se precisaba en la época, que era el servicio en las
colonias. Vickers, por su parte había
fabricado en carros el equivalente al VW escarabajo: el Vickers Six
Ton. Buena velocidad, buen blindaje (para la época), suspensión adecuada, y una
torreta giratoria con un bonito y funcional cañón de 37 mm, o la opción de dos torretas gemelas con un
MG cada una. Se vendió como los churros, y sirvió para el desarrollo de
blindados en muchos países…menos en el suyo, en el que fue considerado como NO
adecuado (al final, se incautarían algunos en 1939, y se usaron sólo en
entrenamientos)…asnos…
Tanqueta Carden Lloyd...el vehículo urbano ideal, mejor que el Smart. |
Vickers Six Ton. |
Así que se pusieron a diseñar y fabricar un carro con un
blindaje masivo, y una ridícula torreta con una MG Vickers del .303 (la misma que la de la
infantería), con provisión del modelo del calibre 50. El motor era el Ford V8, la torreta, la caja de cambios y la
suspensión estaban tomadas del Six Ton,
con pocos cambios. La fabricación se inició ya a principios de 1937, y en
total, hasta septiembre de 1940 se realizarían unas 140 unidades (no cambiaría
mucho los procesos caóticos y artesanales de fabricación de carros británicos
durante la guerra).
Matilda A11. |
Sólo decir dos cosas más del mismo: su blindaje resistía
perfectamente el PaK36 alemán de 37 mm, fue el carro más numeroso (58 unidades por
16 del Matilda II, distribuidos entre el
4th y el 7th RTR) en el famoso contraataque de Arras, protagonizado por la 1st Army Tank
Brigade en mayo de 1940 (Por cierto, ¿os
habéis fijado que en casi todos los textos se olvidan de la participación en la
batalla del 3eme DLM francesa, con cerca de 60 carros Somuas S-35?). La mayoría
se quedaron atrás en Francia, tras la retirada, y los alemanes tras probar
algunos, simplemente desguazaron el resto…
Más conocido es el A12 o Matilda
II, que deriva ya de un estudio realizado en 1936. Una de las constantes de los
blindados británicos era que ya desde el inicio la mayoría eran considerados
como insuficientes, existía la posibilidad de uno mejor, pero siempre se
desarrollaba y fabricaba el primero. Ni coordinación ni planes a largo plazo,
ni organización de recursos, ni nada. Y nosotros quejándonos de las
autonomías... Pensado ya como un carro con cañón de dos libras en torreta, y
peso y blindaje superior. De su producción inicialmente, se encargó Vulcan Foundry,
tras el diseño encargado al Royal Arsenal de Woolwich.
Matilda II A12. |
Posteriormente se añadió una versión CS (close support)
con un howitzer de 3 pulgadas, diseñado
al principio para disparar sólo proyectiles de humo, luego se adaptó al uso de
alto explosivo. Y eso pese a que el cañón de 2 libras tenía desarrollado un
proyectil HE, pero por razones, que nunca se dice en ningún libro, no se puso en producción. Lo más cercano que he
llegado a leer, habla que la carga era tan nimia que poco o nada hacía (según
las pruebas), por lo que era casi lo mismo que disparar el perforante…curiosa
decisión, cuando el cañón de 37 mm del Stuart de origen americano sí que lo tenía, y
no era malo para el pequeño calibre de dicha arma. Fabricarlo era difícil, y
pese a que se empezó a producir en 1937, a principios de septiembre, sólo dos
habían llegado a sus unidades. No es de extrañar, era más complicado que montar
un lego sin instrucciones, y ciertas piezas, como el glacis obtenido de
fundición debían ser re-trabajados por obreros especializados para eliminar
peso extra.
Matilda CS. |
No es momento de repetir toda su historia operacional, y
cómo se ganó el sobrenombre de la “Reina del Desierto”, pero sí de hablar de
dos teatros bien olvidados.
A principios de noviembre de 1941, el general Zhukov, se reunió con Stalin, en el Kremlin, para perfilar la
contraofensiva de invierno soviética, y echar a las fuerzas germanas de las
puertas de Moscú. Sólo iba a pedirle una cosa, y recibió una respuesta
fulminante: tankov niet. No había más tanques
disponibles…siempre, el aficionado, ha pensado en la contraofensiva de
diciembre de 1941 en el frente ruso protagonizada por miles y miles de
sonrientes y aguerridos esquiadores siberianos, apoyados por hordas de carros
T-34. Y nada más lejos de la realidad. Las divisiones siberianas fueron bien
recibidas, pero la contraofensiva, principalmente, la realizarían tropas de la
zona, recién reclutadas o reconstituidas a partir de restos de unidades
supervivientes de las batallas anteriores. Respecto a los carros, la mayoría de
las industrias de guerra seguían reconstruyéndose más allá de los Urales, y aunque la producción se había
reanudado incluso a la intemperie (olé,
estos rusos y su valor), el número de T-34 y KV-1 era todavía muy escaso, y
habría que esperar a bien entrada la primera mitad de 1942 para ver un aumento
significativo. Así que se siguió tirando de los supervivientes T-26s y BTs.
Pero contaron con un refuerzo inesperado: los carros
enviados por los convoyes árticos. Sólo en 1941, de los británicos, recibieron
unos 487 Matilda II y Valentine, junto con menos de una decena de
Tetrarch ligeros, junto con unos 182 Stuarts
y M3 Lee a finales de diciembre, de los EEUU.
Llega la ayuda: Matildas en Archangelsk |
En los últimos años, y tras la caída de la URSS, comienzan
a traducirse al inglés o francés, muy buenos textos de historiadores rusos
recientes, que ponen en su correcto lugar la ayuda que estos carros supusieron
en momentos muy difíciles. Durante la guerra fría, fueron denostados por la
historiografía oficial soviética, disminuyendo su importancia y exagerando sus
defectos. Parte es cierto, pues es indiscutible la gran inferioridad de un Matilda con un T-34, o un Valentine con un KV-1. Pero en aquellos
momentos fueron recibidos como agua de mayo. Numerosas tripulaciones
conseguirían grandes resultados con ellos, y no pocas serían condecoradas con
el preciado título de “Héroe de la Unión Soviética”.
El Matilda en
concreto, alabado por su buen blindaje, era criticado por su velocidad baja, la
vulnerabilidad de sus motores (otra curiosidad, tanto el AEC como el Leyland que se usaban en tandem, derivaban de los usados por los
típicos autobuses londinenses de dos pisos) al frío, o la necesidad de
mantenimiento constante de su delicada suspensión en lugares con mucho barro
(es decir, TODA Rusia). Sin embargo no son del todo ciertas las críticas por su
armamento principal. La inmensa mayoría de la Panzerwaffe
de finales de 1941 y principios de 1942, estaba compuesta por carros de origen checho o por Panzers
II y III de los primeros modelos, ante los cuales, el dos libras, perforaba sin
problema alguno a distancias habituales de combate. Y de hecho exageramos… a la
Panzerwaffe de la época no le quedaban
apenas carros: destruidos, dañados o averiados, alfombraban la ruta hacia Moscú,
con un número operacional muy escaso. Las armas anticarro de la infantería,
principalmente, seguía siendo el cañón de 37 mm,
ante el cual era casi invulnerable. El PaK38
de 50 mm era muy escaso, y sin munición
perforante de Tungsteno (más escasa que un político honesto), lograr una
perforación del frontal, era muy complicado. Quedaba el 88 mm, pero ese había que pedírselo a la
Luftwaffe, era grande, pesado de maniobrar, y era más solicitado que una paga
extra de Navidad.
"los cuatro héroes" y su Matilda. Foto de Enero de 1943, sector central. |
Los primeros Matildas,
encuadrados junto a Valentines, lucharon
en el sector de Novgorod, en la
contraofensiva de invierno, causando una honda conmoción en los defensores
germanos. Es curioso, como en la historia oficial soviética, esas brigadas que
los usaron fueron catalogadas como de “KVs”,
aunque el mismo texto habla antes, de que estaban constituidas por carros
ingleses…
En total, se enviarían a la URSS unos 1084 Matildas II (en total se produjeron 2987),
recibiéndose unos 908. Casi el 14% de la producción de blindados británicos se
envió a los soviéticos, modelos denostados por éstos, pero que eran los mismos
que se usaban en el Norte de África, y que además hacían mucha falta allí. La
actitud soviética de postguerra con
estos envíos, fue propagandística y profundamente desagradecida.
La mayoría de los Matildas
II se perderían en las desastrosas ofensivas de primavera de 1942, y aunque
hubo unidades, sobre todo en el sector de Leningrado,
que los usarían hasta casi 1944, su número fue disminuyendo cada vez más.
Dieron un buen servicio, pese a sus limitaciones, y en un momento justo, en el
que la propia supervivencia de la URSS estaba en juego. Una curiosidad más, los
soviéticos preocupados por si dejaban de recibir suministros de munición de 2
libras y 3 pulgadas para los modelos CS, modificaron algunos Matilda II con el cañón habitual de 76 mm del T-34: el Zis F-34 de 76 mm. Aunque la modificación era posible, la
habitabilidad y operatividad de la estrecha torreta quedaba muy comprometida, y
una vez visto que los británicos no fallaban en la entrega de munición, quedó
descartada.
Matilda con el F-34 de 76 mm. |
El otro teatro de operaciones donde el Matilda cosechó grandes y desconocidos
laureles, estaba en la otra punta del mundo: el Pacífico. Si os gusta como a mí
la historia de la Primera y Segunda Guerra Mundiales, ya habrás notado un
cambio significativo en un país. A los australianos, en la primera, los ves
batiéndose el cobre, hasta el final, en todos los teatros de operaciones. En la
segunda, y una vez retiradas las unidades australianas del norte de Africa, en 1943…desaparecen. ¡Si se nota más a
los Sudafricanos que a ellos!
Las tropas australianas pasaron a operar, casi en
exclusiva en uno de los peores teatros de operaciones de la guerra: el Pacífico
Sur. Al principio, defendiendo el perímetro exterior de su territorio. Pero
luego, en selvas infectas con un clima atroz, peligrosas enfermedades,
enfrentados a unos defensores tan fanáticos como desesperados en su abandono,
sin visos de que sus esfuerzos aportasen algo realmente tangible a la victoria
final. El resentimiento de los soldados, y de toda la sociedad australiana, fue
profundo, y se acabó traduciendo en múltiples conflictos de retaguardia, del
que son un claro ejemplo, las numerosas huelgas de estibadores y transportes
que tuvo que sufrir la logística aliada radicada en Australia.
Para 1942, los japoneses ya habían demostrado a todos que
los carros de combate no son un estorbo en la jungla, sino una perentoria
necesidad. Los australianos desplegaron sus primeras unidades de carros,
equipadas con el Matilda II en Nueva
Guinea, en Milne Bay, en agosto de 1943 de la mano del 1st Army Tank Battalion.
Fue un éxito absoluto. En total los australianos, entre 1942 y 1944, recibirían
unos 376 Matildas II de Gran Bretaña, a los que hay que añadir unos 33 de la
versión CS, que les cedieron los neozelandeses, más interesados en el
Valentine. Encuadrarían sus carros en una unidad legendaria, pero poco conocida
fuera de Australia, la 4th Australian Armored Brigade, que contaría con el 1st
Army Tank Battalion (más tarde regimiento), 2/6th Regiment con M3 Stuart y
2/9th Regiment con M3 Grants, más las correspondientes unidades de apoyo. En
los últimos años de la guerra, se añadiría el 2/4th Regiment con más Matildas,
y un escuadrón de anfibios LVTs.
La unidad combatiría muy dividida en escuadrones por
numerosos lugares, desde Nueva Guinea, hasta Borneo, Bouganville, Wewak,
Balikpapan, Tarrakan…
Milne bay. |
Río Hongorai. |
Bouganville. |
Borneo. |
Rápidamente los modificaron para adaptarlos y protegerlos
de las escuadras de cazacarros
japoneses, y sus cargas de saquete y magnéticas. Al contrario que los
americanos y británicos, rápidamente desarrollaron tácticas de acompañamiento
de infantería, y pusieron antes que éstos, teléfonos directos de comunicación
entre ambos en las traseras de sus Matildas.
Se hicieron (incluso modificando los armados con el 2 libras) con el máximo número posible de Matildas CS, y para 1945, tenían en servicio
una versión lanzallamas del mismo: el FROG.
Unas palabras sobre éste último. Llevaba un tanque interno
de 80 galones de un compuesto llamado Geletron, que se disparaban a través de
un tubo similar en aspecto al tres pulgadas, manteniendo la Besa coaxial. La
torreta quedaba ahora tan estrecha en su interior, que sólo admitía un
tripulante. Además, había unos 100 galones extras en un tanque en la parte
trasera, que podía ser desprendido desde el interior; junto con otros dos de 30
galones a cada lado del frontal, y otros cuatro tanques de 32 gallones en los
laterales. Mediante un sistema de válvulas se rellenaba con ellos el interior,
que sólo daba para ocho disparos. Evidentemente, se dejaron de usar, el trasero
por enredarse con absolutamente todo, y los otros por su escasísimo blindaje.
La única pega que los australianos le pusieron era que el sistema precisaba una
recarga de casi 50 segundos entre cada disparo, siendo mucho mayor que los
sistemas adaptados a los Sherman POA lanzallamas de los marines
norteamericanos.
Matilda Frog. |
Aún harían una versión más interesante: el Matilda
Projector. Básicamente, se les ocurrió coger siete cohetes antisubmarino erizo
de más de 40 kg cada uno, con un rango de 200 a 300 yardas, los pusieron en un
caja blindada situada encima de las rejillas del motor, y en el colmo de la
sencillez, el mecanismo de movimiento de la misma provenía del de la torreta de
los Grant que ya no usaban. Pensaban usarlo como arma antibunker, y en las
pruebas realizadas resultaron ser devastadores. Como curiosidad mencionar, que
se podían disparar en salva todos excepto el nº 5, que precisaba poner la
torreta a la una en punto para no “afeitar” la antena de la radio.
Matilda Projector. |
Detalle del lanzador y el proyectil. |
Los japoneses los temían más que a nada…y no es de
extrañar, el cañón anticarro japonés de
los regimientos de la zona, el Type 94 de 37 mm
era, al igual que el germano, completamente inútil ante el Matilda. De hecho, el más avanzado Type 1 de
47 mm tampoco lograba perforarlo, ni a
quemarropa ni disparando al blindaje trasero, algo que sí podían hacer con el Sherman americano. También era particularmente
resistente a las minas anticarro japonesas, diseñadas como tal o improvisadas,
y hay informes fidedignos que incluso el glacis frontal resistió, en ocasiones,
impactos de artillería de hasta 150 mm,
algo que desguazaba Stuarts o Grants. En Nueva Guinea, incluso, cuando se
presentía algún ataque de infantería a algún sector, se movilizaba uno o dos Matildas, para que al sonido de sus
característicos motores, los japoneses se lo pensasen dos veces al saber que la
“reina del desierto” los estaba esperando.
Type 94 de 37 mm. |
Type 1 de 47 mm. |
Tanto éxito tuvo el Matilda en este terreno, que siempre
que pudieron, fueron reequipando el resto de las unidades con este carro, en
detrimento de los más ligeros (y aparentemente) mejor adaptados a la jungla
Stuarts, y de los Grant. Malvadamente, he pensado muchas veces, que si se
hubiese lanzado la operación Olympic de conquista del Japón, quizás, se habrían
tenido que plantear volver a fabricar el Matilda…
Los australianos retiraron sus últimos Matilda de la Citizen
Military Force en 1955, después de un gran servicio en la misma. Al final,
resultaría que el fiable y robusto Matilda sería el único carro de preguerra
británico que vería servicio durante toda la segunda guerra mundial, y al
contrario que otros como el Panzer IV, su aspecto y prestaciones apenas
variarían.
No está nada mal, para un blindado que se construía casi
artesanalmente…
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